“Contrareloj en tiempos de crisis” o Copla triste y torpe de un trepa.

Los campos de fresa se están pudriendo, las fresas están podridas.

¡Desnúdate fresa!
Que seas roja y redonda no significa que seas fresa; que seas colorada y divina significa que eres un corazón.
¡Fruto muerto que mamas del agua que te riega!, despójate ya de esas cursis pepitillas que, según tú, te adornan y engalanan pero que realmente sólo opacan el rojo intenso de tus vestiduras y envenenan al resto de la cesta.
La cantidad no es nada y a veces es simplemente eso.

Quítate ya ese ridículo cuellecito verde de hojas desteñidas con el que coqueteas a todos desde tu poltrona, sólo para darles la pauta a que te coman, a que te rocíen de crema y azúcar glace como un vil postrecito.
Presumes de tu superficie y te callas el fondo, fresa pretenciosa.
Y no te diste cuenta que te devoraron, que te comieron y escupieron tus atavíos verdes.
Estás en la mitad de ninguna parte; deja ya de dar el culo fresa estúpida, quítate los ornamentos y late, late, late ...pulsa, pulsa, pulsa ...¡muéstranos tu carne roja!.
Recicla ya esos ideales tristes y abandona tu torpe trama.

La licuadora está lista y el premio eres tú.

Se acabó la cosecha, no persistas en cantar lo que no eres y escapa del campo de fresas antes de que te quemes con la desnuda luz del flexo.
Abandona tu disfraz XL, se acerca la siembra y el tiempo de que solo las buenas semillas crezcan.
Cuando rebosaste de dulzura te engulleron, cuando asomaron los destellos de tu amargura te escupieron.

Tuviste encanto hasta que empezaste a creértelo.