Por el momento la zarpa de la crisis económica no ha acabado de hacer mella en mi nómina y mantengo la respiración continuada a cobijo bajo la línea de flotación.
He intentado lanzar el anzuelo en otros mares pero todavía no se ha interesado nadie por el peculiar cebo que les he servido en bandeja.
Seguiré nadando contracorriente.
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